martes, 1 de enero de 2013

Santa María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño,
puro y cristalino como una fuente.
Dame un corazón sencillo que no saboree las tristezas;
un corazón grande para entregarse, tierno en la compasión;
un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde
rencor por ningún mal. Fórmame un corazón manso y humilde,
amante sin pedir retorno, gozoso al desaparecer en otro corazón
ante tu divino Hijo; un corazón grande e indomable que con
ninguna ingratitud se cierre, que con ninguna indiferencia se canse;
un corazón atormentado por la gloria de Jesucristo, herido de su amor, con herida que sólo se cure en el cielo. Amen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario